lunes, 7 de diciembre de 2009

uno de rexroth

OTOÑO, SIERRA NEVADA.


Esta mañana el zorzal ermitaño faltó al desayuno,
su lugar fue ocupado por una familia de carboneros;
a mediodía una bandada de colibríes pasó hacia el sur,
girando en el viento por sobre el paso montañoso
entre el Ritter y el Banner, siguiendo la ruta migratoria
de la cresta de Sierra al sur hacia Guatemala.
Todo el día sombras de nubes se movieron sobre el frente de la montaña,
la sombra de un águila dorada zigzagueando entre ellas
sobre la cara del glaciar.
Al atardecer la media luna corre por la espalda inclinada de Escorpio,
el Gran Oso se arrodilla sobre la montaña.
Diez grados por debajo de la luna
Venus desciende en una niebla que nace del Gran Valle.
Júpiter, en oposición al sol, se levanta en la luz crepuscular
entre los picos sonrosados. El ulular ventrílocuo
de una lechuza se mezcla con los ruidos de la catarata.
Ahora hay un trueno distante en el viento del Este.
La ladera este de la montaña encima mío
está encendida con relámpagos lejanos y el cielo
sobre el paso resplandece un segundo como una aurora.
Hay una tormenta sobre las Montañas Blancas,
en lás aridas cumbres de 2000 metros de altura;
la lluvia está cayendo sobre los estrechos pastizales grises
y las praderas de oscuros arbustos y las salinas blancas de Nevada.
Justo antes de que se ponga la luna un pequeño y denso cúmulo de nubes,
brillando como un racimo metálico,
se mueve sobre la cresta de Sierra y se agranda hacia la ladera oeste.
La escarcha, del color y material de una nube,
se extiende sobre todo el pantano frente a mi carpa.
Los retorcidos grupos de pinos enanos, de corteza blanca,
se muestran difuminados e indistintos a la luz de la luna,
apenas sus sombras son realmente visibles.
El lago está inmóvil y sostiene a las estrellas
y cumbres dentro de sí sin el más mínimo temblor.
En los charcos los zarcillos geométricos del hielo
se esparcen en silencio con su matemática increíble.
Toda la noche los ojos de los ciervos brillan un instante

cada vez que cruzan el radio de luz de mi fogata.
A la mañana el rastro parecerá una huella de ovejas,
todos los caminos apuntarán hacia el cañón de abajo.
“Así”, dice Tyndall, “los desvelos de este pequeño lugar
son modificados y moldeados por el eje oblicuo de la tierra,
la cadena de dependencia que atraviesa la creación,
y liga igualmente el giro del planeta con los intereses
de las marmotas y los hombres”.

2 comentarios:

  1. Muy bueno, también aclaren quién lo tradujo... ¿o con publicado por....ya está? besooo

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  2. sí! yo lo quería aclarar, pero como el que lo publicó no se quiso dar a conocer, no me atreví. tenemos un traductor modesto y enmascarado.

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